Quezailica

La iglesia de Quezaílica, venera como patrón al “Cristo Negro” o “Señor del Buen fin”, y durante las excavaciones para sus cimientos fueron encontrados restos de la civilización maya.
En 1921 se anexó Quezailica como aldea de Santa Rosa de Copán.
De 1920 a 1950, como una simbiosis entre rituales indígenas y tradiciones cristianas, los pobladores realizaban romerías o peregrinaciones entre la ciudad de Quezailica y Esquipulas en Guatemala con el fin de intercambiar los Cristos negros de ambas localidades.

Quezailica

Quezailica

QUEZAILICA COPÁN



Por: Jorge H. Orellana Peña Quezailica pertenece a Santa Rosa de Copán desde el 23 de julio de 1921. Conocida a lo largo de su historia con varios nombres: “Las Ruinas de Quesalteca”, “Cazahelica”, “Quezalichtli”, “Cazailica”, “San Miguel de Quezailica”, entre otros. Don Alberto Membreño agregó uno más: “Quezalichcan”, una palabra mexica compuesta de dos vocablos; “Quezalichtli" que significa maguey y “can” que significa lugar, por ende, “lugar de magueyes”. La historia milenaria de la aldea se remonta a la época de la civilización maya. Tres sitios plenamente identificados dan cuenta del paso de los mayas por el lugar. En 1971 sus pobladores encontraron los restos arqueológicos de los vestigios mayas; una tumba con 17 piezas de cerámica pertenecientes al período preclásico maya, estas y otras piezas reposan en el parque arqueológico “El Puente”, esperando pacientemente su regreso a la aldea. Con la llegada de los españoles se crearon en el pueblo estructuras administrativas como la “reducción de indios” y “encomiendas”. La cantidad de habitantes, la abundante producción de maíz, frijol y añil fueron factores que le convirtieron en “Curato” bajo la intendencia de Gracias a Dios. Diversos informes enviados a la Corona durante el siglo XVI dan cuenta de los avances y retrocesos del pueblo. El profesor Gustavo Castañeda, afirmaba haber sido Quezailica el sitio donde surgió el cultivo del tabaco en Honduras. Este cultivo se expandió hacia el “Valle de los Llanos” (hoy Santa Rosa), dando paso al surgimiento de la “Real Factoría de Tabacos”. Varias familias de indígenas poblaron el nuevo y prometedor sitio. Entre 1829 y 1839 estuvo constituido como municipio, con autoridades debidamente electas por el pueblo y amparados en la constitución de 1825; por tal razón, todo registro de nacimiento, bodas o contratos civiles debían realizarse en este sitio. Sin embargo, diversos problemas como la peste del cólera y otras catástrofes diezmaron su población a casi la extinción del sitio. Quezailica, en esa etapa de decadencia, pasó a formar parte de la jurisdicción de San José de Copán, posteriormente y hasta la fecha, a Santa Rosa de Copán. En Quezailica, el proceso de evangelización condujo a la edificación de su primera iglesia a mediados del siglo XVII, reconstruida y reedificada con el paso del tiempo, nombrada desde 1921 como “Santuario privilegiado del Cristo Negro del señor del Buen Fin”, visitado por fieles devotos para cumplir con sus romerías. Quezailica se articula con las vicisitudes de su tiempo, con sus penurias y valentías; es un pueblo de tradición ancestral, celebran con alegría al “Cristo Negro” el 15 de enero de cada año. Algunos devotos al “Señor del Buen Fin”, regresan en Semana Santa. El 2 y 3 de mayo se entremezclan las costumbres indígenas con la fe cristiana al celebrar el “Día de la Cruz”. El 29 de septiembre festejan al santo patrón “San Miguel”. Es uno de los pueblos hondureños con mayor cantidad de cruces. Dos de ellas en las antiguas entradas al pueblo dan cuenta de su historia como “humilladeros”; otras cinco están repartidas por todo el pueblo con su propia historia ancestral. Sus leyendas son variadas, desde la “Siguanaba” que ronda el río Gualzana, “El Cadejo” que sale en los cerros cercanos al pueblo y “El Sisimite” que llega a las casas buscando la hornía para saciar su hambre de ceniza. En el pueblo se reconoce la labor de folcloristas como Marcos Lara, Víctor Manuel Caballero y otros guardianes fieles de su patrimonio histórico y cultural. Quezailica logró sobreponerse a la esclavitud colonial, a su casi extinción por el “cólera morbus”; ha soportado el expolio de su riqueza, el abandono y la desidia de propios y extraños. A pesar de sus contrariedades, Quezailica se convierte en un lugar propicio para el reencuentro con su memoria de piedra, para redescubrir sus costumbres y tradiciones, para una buena plática de sus leyendas, anécdotas y tesoros escondidos, pues, con ello nos quiere decir que siempre estuvo allí, esperándoles, repleta de sueños y esperanzas.

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